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Restaurantes y comensales impacientes, ya hay una tecnología para ellos.

La impaciencia es tan antigua como el hombre mismo, y en estos tiempos se puede decir que va a la par del avance tecnológico porque nos facilita la vida y nos acostumbra a esperar cada vez menos, además de que como efecto colateral el día se vuelve agitado, por lo que es habitual que la gente esté apurada siempre. Por ejemplo, en un restaurante, lo normal es que los clientes siempre se quejen de la atención: que es muy lenta, que no hay cuándo venga el mozo, que la orden está tardando mucho, etc.

El problema no es solo para los comensales, sino también para los meseros que deben lidiar con momentos de tensión y con la impaciencia del público que a veces reclama perdiendo los papeles. Para eso ya llegó una solución: la sinergía entre los mozos con discos de espera, menúes digitales y tablets para completar encuestas de satisfacción sobre el servicio. El propósito es que las tensiones se alivien eliminando favoritismos, estableciendo números de orden, distrayendo al cliente que debe esperar, entre otros.

Foto: www.lanacion.com.ar

Lo que muchos restaurantes suelen hacer para una atención ordenada es entregar pequeños rótulos o cualquier detalle que indique el número de orden o de la mesa. Sin embargo, como errar es humano, esto no evita que la clasificación se haga a veces de manera equivocada o que, a propósito, se alterare la disposición debido a que cualquier persona considerada preferencial (como un amigo del dueño) llegue y que por el favoritismo recibido los demás tengan que esperar más de la cuenta.

Foto: mexico.cnn.com

En estas situaciones siempre lo digital inspira mayor confianza y garantiza un margen de error casi inexistente. El disco de espera suena alertando al comensal en el momento justo para recibir su orden, si resulta que la espera es demasiado larga, no sentirá que le corresponde alzar la voz ni reclamar de forma alguna, pues nada le hará pensar que hay un favoritismo por otras mesas o que el mozo tiene un campo de visión limitado, que no está atento, ni nada similar.

Foto: ga.com.mx

Lo mejor es que este sistema se adapta a las necesidades del restaurante. Normalmente el comensal recibe el disco al ingresar al establecimiento y tomar una mesa, para que a través de él solicite un mozo; pero cuando se trata de un local de comida rápida, se entregan a cada consumidor ni bien termina de realizar su orden en caja. Si el cliente sabe que no será atendido rápido, puede aprovechar el tiempo para salir a la calle unos minutos y cerrar un asunto. O si desea permanecer en el local, puede distraerse llenando alguna encuesta sobre el restaurante, informándose sobre novedades, productos, ofertas para la siguiente visita, etc.

Foto: relaxtax.com

De esta manera cada consumidor sabe que se le ha hecho esperar el tiempo necesario y justo. Asimismo, los empleados encargados de la atención se librarán de frecuentes críticas a las que en otros tiempos tenían que acostumbrarse y que podían comprometer su permanencia. Se puede decir sin vacilar que todos salen beneficiados, incluso el dueño del restaurante porque, gracias a los tiempos de espera, es posible obtener datos de los clientes y otra información de interés mediante trivias entretenidas para que el negocio elabore estrategias que le permitan crecer.

Este sistema ya está funcionando en varios restaurantes de Argentina, Estados Unidos, Francia y Dinamarca. Se espera que poco a poco vaya generalizándose su uso por todos los locales de comida del globo.

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