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La gran mayoría de animales vertebrados tienen el esqueleto dentro de sí, o para ser más apropiados, poseen un endoesqueleto, el cual es un conjunto de piezas óseas y cartilaginosas. Con respecto a la población de los invertebrados, un porcentaje de los mismos tienen un exoesqueleto o dermoesqueleto que protege los cuerpos de muchos arácnidos, insectos, crustáceos, miriápodos y otros. Debido al carácter protector de los exoesqueletos, que desde cierto punto de vista parecen más eficaces que los endoesqueletos, es que la ciencia los ha recreado años atrás para el progreso del hombre y también para mejorar la calidad de vida de ciertos discapacitados.
A los tecnológicos se les denomina exoesqueleto mecánico, exoesqueleto de potencia, exoesqueleto robótico, exomarco o exotraje. Se trata de un armazón externo para el uso humano con un sistema de motores eléctricos o hidráulicos que, en compañía con cierto esfuerzo del usuario, es capaz de realizar funciones que resultarían extenuantes o imposibles para la persona por sí sola, como por ejemplo el levantamiento de cargas muy pesadas. Esto ya ha sido probado eficazmente en ámbitos militares y de obras civiles, así como también en los servicios de la salud donde el individuo padece serios problemas vertebrales o de plano minusvalía.
En lo que se refiere al levantamiento de peso, algo loable es que quien usa el exoesqueleto no pierde nada de agilidad al hacerlo a menos que se trate de una carga imposible para el hombre. El inconveniente es que se no se trata de un producto que sea barato, por eso, como casi todo aparato o mecanismo, la filosofía DIY (Do It Yourself o Hágalo Usted Mismo) se ha posado sobre él y hay gente que se animó a hacer el suyo propio con diferentes grados de fracaso y éxito. El más notable de todos es del ingeniero James Hobson, quien trabajó en el suyo desde el 2014, obteniendo uno capaz de levantar hasta 80 kilos con éxito. Sin embargo, él no se conformó con eso y siguió adelante.
Su primer fruto lo hizo trabajando en la parte superior, ahora necesitaba elaborar la parte inferior para conseguir un exoesqueleto completo que le permitiera cargar mucho más con mayor facilidad. Fue así que su labor dio el fruto deseado, el cual presentó con orgullo hace apenas un par de días. El logro consiste en poder levantar 360 kilos por cada cilindro neumático sin grandes complicaciones. Durante su demostración logró levantar fácilmente una mini cooper, vehículo que pesa nada más y nada menos que 1145 kilos. Y si algo hay que recalcar, es que la capacidad del exoesqueleto no depende en lo absoluto de la fuerza natural del usuario.
Hobson reconoce que el diseño final de su proyecto sigue aún en proceso de optimización, que necesita más actualizaciones para mayor capacidad y protección, ya que en otras circunstancias manipular el producto teniendo el cuerpo tan expuesto podría significar lesiones. La idea es que al final el usuario pueda, con el cuerpo protegido, correr con el auto en el aire como si se tratara de un hombre que apenas soporta una pelota de fútbol, sin ninguna incomodidad ni riesgo de accidentarse. No obstante, el ingeniero es un soñador y vuela mucho más alto… literalmente, porque su meta es poder volar junto a su exoesqueleto ¡más o menos como lo hace Iron Man!
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